...Hoy pasé la tarde con doña Anastasia, una santiagueña amable, con la sonrisa siempre presente. Acordamos hace un par de días que iría a su casa para que me enseñase a usar el telar criollo con el que ella hace sus mantas y otras labores.
Me esperaba con todo preparado para armar el telarcito rústico que su hijo le construyó, "este es chiquito, para cuando vengo a Bs As, en Santiago tengo uno enorme afuera en el patio...", me contó. Con una rapidez insólita comenzó a pasar la lana en el urdidor casero mientras me explicaba, de allí pasamos toda la urdimbre al telar, yo le hacía preguntas y sacaba fotos mientras ella con la destreza que da la experiencia enlizaba con unas cañas y unas lanitas. "Sacá fotos así después las mirás y te acordás de todo", me decía, mientras seguía con su labor y su explicación.
Yo miraba atenta, y ella con voz suave y paciencia respondía a mi interminable cuestionario. Una vez que estaba todo armado empezamos a tejer. Intercambiamos saberes, me traje un huso santiagueño hecho en casa, "con pancita", y quedamos de visitarnos en otra ocasión.
Me encantó conocerla, todo un lujo para mí. Muchas gracias doña Anastasia.
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Que sana envidia Zulma. Seguramente muchos al ver los grandes telares de cuadros, pensamos que con solo tenerlos vamos a hacer maravillas. Y no. Con cuatro palitos y unos tientos tambien se puede hacer arte. Ese es el fuego interior, la chispa del arte. Mis gracias tambien a Doña Anastasia.
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